El tenista murciano, triunfador en Róterdam, tiene previsto viajar el jueves a Doha, su tercer torneo del año. Djokovic elogia a Alcaraz y a su entorno.
GREGORIO LEÓN
Pekín quedaba lejos. Había que rebobinar la cinta para datar la última gran victoria de Carlos Alcaraz, el torneo de Pekín. Fue en octubre del año pasado. Por eso había concentrado toda su energía en salir ganador del ATP 500 de Róterdam, concebido como un desafío. Porque Carlitos se reta a sí mismo. Nunca había ganado a cubierto, en indoor. Y caminó con tiento, haciendo más breves sus despistes y más poderosas sus reacciones. Hubo momentos de confusión. Hurkacz le enfrentó a fantasmas del pasado. De Miñaur lo abocó a un tercer set donde ya no había margen de error. Pero la joya de Murcia salió de todos los laberintos, bien adiestrado por Samuel López.
Su próxima cita es Qatar, donde se reencontrará con el actual número 1, Jannik Sinner (ausente de Róterdam, por cansancio físico) y Novak Djokovic, la leyenda que le borró la sonrisa en el Open de Australia, cuando parecía que el murciano tenía en la mano cartas ganadoras. Nole ha vuelto a referirse a Alcaraz en términos elogiosos: "Creo que esto se debe a una gran educación, al entorno en el que está, a su entrenador, Juan Carlos Ferrero, un campeón de Grand Slam que le ha enseñado desde muy chico qué significa ser un deportista. Y no solo en el aspecto competitivo, sino a la hora de aprender cuáles son los valores del deporte, cómo puedes ser el guía para las generaciones más jóvenes".
Carlos Alcaraz dejará la raqueta a un lado unos días, focalizando sus esfuerzos en la preparación física. El jueves tiene previsto viajar a Doha, donde disputará este nuevo torneo, otro ATP 500. Y aparecerá como segundo cabeza de serie, detrás de Sinner.