La madre de la acusada confesó a los agentes la "animadversión" y las "amenazas" que su hija vertía sobre la víctima
El análisis del tráfico de llamadas efectuado entre el teléfono que utilizaban los acusados y el de la víctima del crimen de La Puebla (Cartagena) en las horas previas al asesinato, cometido el 23 de agosto de 2021, permitió identificar los tres escenarios en los que se desarrolló el mismo. Así lo ha expuesto este martes la agente de la Guardia Civil que hizo ese estudio y que ha intervenido en la cuarta sesión del juicio que se desarrolla en la Audiencia Provincial de Murcia contra Natalia M. y su pareja, Agustín M., que están acusados de dar muerte a un antiguo novio de ella, J.M.M.
La testigo ha indicado que el estudio abarcó el tráfico de llamadas registradas entre los tres meses anteriores al crimen, que permitieron descubrir que el móvil del fallecido registró en ese tiempo 221 incidencias, por llamadas entrantes u otras aplicaciones efectuadas desde el teléfono utilizado por los acusados, frente a solo siete llamadas realizadas desde el suyo. La agente ha explicado que el estudio, gracias a los posicionamientos telefónicos conocidos por los repetidores que daban cobertura a los dos móviles, permite concluir que hubo un primer escenario, ubicado en La Puebla, donde, según las acusaciones, los procesados habrían agredido a J.M.R. con una llave inglesa. Desde allí, y en el coche de éste, los tres se habrían desplazado hasta un huerto ubicado en la localidad murciana de Torre Pacheco, donde la acusada, al volante del mismo, presuntamente, atropelló al fallecido, para, acto seguido, meterlo en el interior del mismo y pegar fuego al turismo con este dentro en un lugar próximo.
De otro lado, un cabo de la Guardia Civil que participó en la interceptación de los acusados ha relatado que el acusado del crimen presentaba arañazos en la cara y el cuello en el momento en el que fue localizado por la Guardia Civil al día siguiente de los hechos. En concreto, el guardia civil ha recordado que los dos acusados estaban alojados en un domicilio de Los Alcázares y le llamó la atención que el procesado salió de la casa con marcas de arañazos en la cara y en el cuello. "Parecía que se acababa de levantar, como si no hubiera dormido mucho esa noche", ha expuesto. Al ser preguntado por si el procesado presentaba síndrome de abstinencia, el agente ha recordado que el acusado no le dirigió la palabra al salir de la casa. Incluso, el guardia civil le preguntó dónde estaba la otra acusada y no le contestó.
En la vista también ha testificado el sargento jefe del laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil, que fue el encargado de grabar la reconstrucción de los hechos y elaborar el informe de los tres escenarios del crimen. El agente ha descrito que, según las inspecciones del Instituto Armado, los acusados pararon en un carril de la zona y la víctima trató de huir, de manera que ambos procesados volvieron a salir con el coche a la carretera y "pudo atropellar" a la víctima.
El juicio, que continuará este miércoles con más prueba testifical, es consecuencia de que un primer juicio, que acabó con la condena de 20 años de cárcel a cada uno por los delitos de asesinato, detención ilegal y daños, fuese anulado el pasado septiembre por irregularidades y errores en el objeto del veredicto.