Advierten que será imposible controlar que las empresas cumplan con la obligación de reducir la jornada si antes no se dota a este cuerpo de las herramientas y del personal necesario para poder llevarlo a cabo
La reducción de la jornada laboral a 37 horas y media que prepara el ministerio de Trabajo, no podrá controlarse si esta medida no lleva aparejada un aumento de la plantilla de inspectores. Es la advertencia que hacen estos empleados públicos que llevan años pidiendo un incremento de efectivos sin demasiado éxito.
Esta reducción de jornada es uno de los objetivos pactados entre PSOE y SUMAR y la duda no es si se llevará a cabo, sino como se controlará que así sea. Porque para que los trabajadores puedan reducir su jornada laboral, es necesario que se realice un efectivo control horario en las empresas y ahí es donde la medida flaquea. Ese control horario tendrían que revisarlo los inspectores de trabajo y eso supondría una mayor carga de trabajo para unas plantillas que los propios profesionales califican de muy escasa.
Esa ampliación de personal estaba contemplada en el plan estratégico que firmó la propia Yolanda Díaz, pero los sindicatos de la inspección de trabajo aseguran que no se ha avanzado en nada y que Díaz, ni siquiera los ha recibido. Lamentan que desde el gobierno se esté anunciando esta medida, mientras ellos siguen sin saber muy bien cómo llevarla a cabo
Josetxo Gándara, responsable de los inspectores de trabajo en CCOO advierte que si no se ponen en marcha las herramientas para hacer posibles esos controles en las empresas, los anuncios no son más que mentiras